A
MARIE CARMEN Y BERNARD
(Agosto
2018)
No sé cómo deciros que la vida es
el viaje más hermoso que, con su
antagonista la muerte, nos ofrecen ambas al unísono… A veces no sabemos
distinguir la diferencia entre estos dos axiomas: Vida-Muerte porque nos negamos
a reconocer, como realidad primigenia que las dos son la misma cosa. ¿ Nos
fijamos en la Pirámide de Maslow , cuando necesitamos auto realizarnos?
¿Hacemos uso del consciente sólo para la diversión de cualquier índole?. La
Psicología que tanto nos dice del comportamiento del hombre, accede a mi espíritu
y es obvio que la distancia entre los seres humanos, por mucho tiempo que pase,
atraen el renacer infantil.
Marie, prima segunda mía, emigró
a Francia a la edad de 6 años, yo lo hice a Madrid (desde nuestra amada
Extremadura) a la edad de 9. Qué caminos más distintos y qué conjunción de
emociones y vocablos comparten nuestros mutuos afectos… Basta un gesto, una
sonrisa, un leve abordaje: ¡Hola!, para que renazca lo más sutil de las
personas, la empatía. Esa luz que no se ve y nos cobija se presta a ser vórtice
de luna derrochando energía en favor de la primicia; la que conduce a la
prestancia adquirida mediante una buena
educación; alocución que se expande en
silencio de escucha… ME PONGO EN
EL LUGAR DEL OTRO para conocerme mejor a mí misma y reconozco enseguida que la
amistad es una amalgama de versos recitados en distintos jardines.
Qué poderoso
imán se apodera de ambas (apenas si sabemos algo en un tiempo récor de muchos
años de vivencias muy distintas) pero es como el que hace un nudo al pañuelo para
que aparezca algo que ha perdido… Y aparece Marie con Bernard en la humilde caverna
que liberta mi memoria: Abenójar, El Quinto (Propiedad de Terratenientes donde nuestros
padres laboraron…)
Todo es misterio ante la plenitud
del alma que ostenta contento; no importa la adversidad del pasado. El presente
se ha vestido de albahaca y pronuncia muchos nombres…
Estoy siempre a la intemperie; en
la paz del silencio… y me atrevo a soñar
a favor del más débil. Qué privilegio el mío, poder abrazar la palabra sin
ataduras ni miedos.
Reconozco la bondad en este hogar
garliteño que sembraron los abuelos, acomodaron los padres y los hijos revistieron
con perfumes de otros vientos y manos de terciopelo.
Pintemos sabiduría en lienzos de verdes árboles con pinceles de arcoíris y granadas en el cielo… Quedará la semillita
que con esfuerzo pongamos; renovaremos la Tierra con el fuego inmortal de los
más bellos recuerdos…
Mi eterna gratitud por tan
espléndido día…
(Laura Olalla -Olwid-)
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