ARMONÍA DEL SILENCIO PARA RELATOS SONOROS…
ESPÍRITUS QUE SE ATRAEN (A CARMEN BALLESTRINO)
01-10-2017
Con mis mejores deseos de paz, amor y
justicia, por las renovadas veredas que, hace muchos años, comenzaron a ser
generosidad y entrega; merecidas de espíritu.
En
la palabra que alienta encontramos el gozo de las cosas :
Tú que – como yo– has bregado con la
adversidad, se te devolverán por quintuplicado tus anhelos de justicia.
“En el mundo de los vivos no todos saben
vivir” pero tú vives día a día la incruenta verdad de la lucha espartana que
pronuncia nuestros nombres…
Si el silo acoge al menor de los granos,
¿cómo Él, el más grande entre los grandes no va a unificar nuestra dicha con el
alimento que otorga a sus aves?
La conjunción de las estrellas que exhala
el cosmos nos da la libertad de ser rocas redentoras en un mundo de dioses
paganos.
Estás a mi lado venerando el signo de la
luz que resplandece y aunque las sombras nunca nos dan la espalda, la promesa
del Redentor purificará nuestros vuelos –hoy acampados en tierra estéril–.
Vendrán días de gloria y el Armagedón ni nos tocará con su viento agreste.
Deshecha la ira y tengamos templanza en el
óbice de la marea. Como lluvia que lava el polvo de las huellas tristes, se
acercará a nosotras la voluntad divina.
¡Qué bellos recuerdos me acorralan y me prenden al sínodo del amor y la
amistad!. ¡Con qué regalos viniste a mi casa, ángel de luz!. Cuando me abordó
tu saludo, como una hermosa reina, me obsequiaste tu sortija de diseño; todavía
la conservo. Y tu sonrisa, cual melodía que abraza, sembró en mí la
indulgencia.
Bebamos pues del excelso hálito de vida
que se nos tiene reservado.
Escucha a tu corazón bravío en el verde
mar de tus ojos; en esa isla esmeralda que combina pasión y libertad.
Tu madurez de árbitro guía las bridas de
tu destino.
En colinas verdes dejaremos nuestro
atuendo como faro para otros peregrinos y, nuestra casa, aún deseo inacabado,
fortaleza de todo lo perdido, abolirá la esclavitud del nuevo día engendrado…
Ven, siéntate a mi lado y oremos…
(Autora: Laura Olalla. D. R.)
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