LA
CASA DE DIOS…
(Parroquia Santa Mónica. Rivasvaciamadrid- 19-06-2016)
En la casa anunciada que
se viste de gala con flor de naranjo, el beneplácito muro sonríe; tiene forma
de barco y su forja oxidada alimenta el exterior cual Arca de Noé bendecida por
un viento celeste escondido por un sol de mediodía.
No son las bodas de Canaán,
ni el agua se convierte en vino pero es meritorio decir que dos sendas paellas, aderezadas con gracia divina, se reparten entre los comensales que la Asociación Cultural
Duns Escoto ha preparado con dedicación.
Carmen y Piedad, dos
perlas bien conservadas, con sus perfumadas manos hacen el milagro; qué
delicia…El paladar es una degustación, un recreo. El ser humano es consciente
de la gratitud del Padre que permite en este día el hallazgo y la “verdad”.
La alegría se divierte;
algunas ausencias se extrañan; cada cual de los presentes hermanado está a la
higuera y al olivo que reclina con su paz el trino del dulce jilguero.
(Hay mundos desesperados,
gigantes que apadrinan el mal, somos conscientes… - oramos por todos ellos-) .
“Dichoso aquel que
aprende a discernir y entra por la puerta estrecha”(Mateo 7;13)
Los pequeños, los
adolescentes, los de mediana edad, los mayores, todos, al unísono, nos cedemos
la palabra; “diseñamos interiores” y escuchamos las notas más altas que
pronuncian nuestras almas.
Con el Pastor de esta
Iglesía, Santa Mónica declama, y en alfombras ensambladas de sedas y
terciopelos los ángeles nos aguardan.
Qué programa más concluso,
afirma Cristo, cuando por todas las
mesas los anhelos se acompasan y hablando de los dones recibidos nuestras
sonrisas se enlazan.
Quedamos ligados a unas
sillas donde el descanso, la sobremesa acentúa un veredicto de fulgurante
entrega.
Despedimos a Jesús y
recogemos las sobras. El silencio se aproxima, ¡despierta! le apercibimos… La
llegada de María –bienaventurada ella- inunda los corazones con su gran manto
de estrellas, y en el colorido abyecto a su bella melodía , bailamos en este
campo entre lirios, yerberas, violetas…
En algún lugar más
triste, ni muy cerca ni muy lejos, las
amapolas lloran.
(Laura Olalla)
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