
(Desheredados)
Qué triste soledad la que enhebráis
en gargantas de plata,
hijos desheredados de la vida,
Caminaréis ungidos cual árboles umbrosos
de luces encubiertas
hasta que se abra el mundo en humano
concierto.
Rescataremos nombres a la muerte
con la cándida espada de la rosa.
Así, álamos míos,
vuestro verdor
inaugurará
el futuro.
(Autora Laura Olalla)
2 comentarios:
Querida Laura, me parece que el camino va a ser muy, muy largo...
Cada vez hay más desheredados de a vida, ¿y sabes qué es lo peor? Que, además, son exiliados por el Hombre.
Espero a tu lado esperando ver ese futuro que deseas.
Besos y un fuerte abrazo.
Agradezco tus palabras, querida amiga... Un fuerte abrazo.
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