Diseño
de interiores (2014, 1ª) ha visto nuevamente
luz, en Amargord, editorial madrileña muy significativa, tras poca feliz salida
inicial, en la que se alteró notablemente los textos originales. Lleva prólogo
de Juan Ruiz de Torres (ingeniero, narrador, poeta y ensayista, ha poco
fallecido), más un epílogo que suscribe Enrique Gracia Trinidad. El primero,
que no oculta su admiración ante los aspectos surrealistas perceptibles en la
entrega, proclama: “Todo el poemario es una maravillosa escapada al tenebroso,
brillante, áspero, fantástico (porque todo eso puede serlo) mundo de la imagen
construida, muchas veces “ex nihil”. Y desde esa dirección, conscientemente
emprendida por Laura Olalla (Garlitos, 1953), el lector se ve asaltado a lo largo de todos los poemas,
casi en cada línea, por la imaginación brillante de esta mujer, para quien la
poesía —al menos en este ejercicio lírico— es un campo en el que el taumaturgo
siembra palabras y espera que de ellas nazca, una vez fertilizadas por la
imprescindible imaginación del lector, una concepción de la relación
palabra-poema aún por estrenar”.
Por su parte, Enrique Gracia, escritor
igualmente polifacético, advierte sobre el camino de condensación creciente
que, desde los poemas iniciales a los últimos, se perciben y manifiesta: “He visto
en estas páginas amor y desamor, soledad y esperanza, la liturgia del tiempo y
el ritual del abandono, la imaginación y la certeza y, sobre todo, la búsqueda
esencial de la palabra. No hay mejores condimentos para cocinar el sortilegio
de la poesía”.
Bien estructurada, la obra consta de tres
partes: “Nada es cierto siempre”; “El mar me llama” y “Recepción en la embajada
del Silencio”. La tres, de aproximada extensión, se abre con la oportuna
cita de Karla Widman (heterónimo de Olalla). Suya es la imploración a resistir
frente las banalidades de la cultura contemporáneas, al vacío del espíritu que
provocan, y abrirse a las llamadas del amor auténtico.
Inaugura el libro un poema de amplio
aliento, “ Entonces esa niña…”, hermosísima
evocación de los días infantiles en un medio rural, fácilmente identificable
por rápidas pinceladas lingüísticas, sin detenerse en descripciones onerosas. A
mitad, el verso que da título a esta parte: “Mas nada es cierto siempre”, cargado de connotaciones filosóficas, o, si se quiere, existenciales.
Siguen otros cuatro extensos poemas en los
que, sin salirse de aquel discurso primitivo, se expresan emociones ya entonces
intuidas, después desarrolladas con el curso de los años: dudas, amores,
búsqueda de la palabra justa…
-
“El mar me llama” consta de XXIII poemas, ya entenderán que por fuerza más
cortos, en camino de la quintaesencia, la desnudez y pureza
juanramonianas, el silencio incluso. Principia con un poema dedicado al amor y
donde sorprenden estos versos con excelentes imágenes y aliteraciones: “Me
fabrico la casa con ladrillo
de hiedra/para que el leve viento, el que avienta el invierno/fortalezca sus
muros”. El tema amatorio deviene una
constante, deslizándose hacia un erotismo cada vez más explícito:
“El
temblor de dos cuerpos que extasían sus almas
Revelando su ciega capacidad de amar,
Se conjuga en mi lecho
Vulnerando el diseño de sus sábanas” .
Así comienza el poema III. O los versos
del excelente VIII:
“Me
vestiré de gala para anidar tu cuerpo.
Y en el nuevo misterio del crepúsculo
-llevo orquídeas trenzadas de horizontes-
Abrazaré tu fuego con mi pezón altivo (pág.
42).
Son
palabras en que una mujer, libre y sensible, convoca al amante, como la
sulamita del Cantar de los Cantares: “Perfumo el
aire para recibirte” (XXI).
Un amado al que tal vez atan otros
compromisos, lo que la lleva a decir:
”
en “Ráfaga “Tu hogar aborta mi deseo”.
-La parte tercera y última, “Recepción en
la embajada del silencio”, prosigue el adelgazamiento de las
composiciones. Son poemas de la soledad, tal vez el abandono, aunque no se
renuncia a la memoria de los momentos felizmente compartidos. E incluso se
alienta la esperanza de futuros encuentros: “Habítame” (pág. 71). Tal vez en
esta parte final se localicen los poemas más logrados del libro, como éste:
“Hay
átomos ocultos en el gris del verano,
Ceñidos a la leve tersura de mis dedos.
Que entreabren sus lágrimas
A la extensa terraza del crepúsculo “(pág,
68).
En resumen, una obra madura, honda, sentida,
bella y emocionante.
Laura
Olalla, Diseño de interiores. Madrid, Amargord, 2015 2ª.
Laura Olalla Olwid: Muy didáctico tu libro "Narices". Estuviste genial, José Antonio Ramírez Lozano. gracias por tus hermosas palabras sobre mi libro "Diseño de Interiores"... Asunto: Olalla donde las haya. E-mail: Olalla, acabo de leer tu Diseño de Interiores, con música de San Juan de la Cruz y unas imágenes líquidas que desbaratan la realidad para profundizar en ella. Un abrazo y enhorabuena. J.A.Ramírez Lozano (editado el 19-05-2016)
Eduardo Naranjo: "El sueño con las musas" 1979
Colección Cubista de Telefónica- exposición 18-05/18-09-2016
Godofredo Ortega Muñoz (Pinturas ssobre Tenerife. 18-05-2016)
1 comentario:
Si ya tuve el honor de los polifacéticos, Ruíz deTorres y Gracia Trinidad, que me honraron y me honra – este último- con sus generosas palabras en PRÓLOGO y EPÍLOGO (y con su amistad), en este 5º poemario“Diseño de Interiores”, Juan Van-Halen, Emilio Porta y López Martínez (personalidades de la AEAE de Madrid), lo hicieron de igual modo en mi primera presentación; a la que les han seguido, Abdo Tounsi, Manuel Hernández y grandes amigas y escritoras como María Sangüesa, Elena Muñoz y Asunción Caballero.
En este día 16 de mayo de 2016, la excelencia de un gran hombre y literato, Catedrático de Filosofía a quien a nadie deja indiferente y cuyo merecido Homenaje del 14 del mismo mes, así lo confirma; gran hacedor de la cultura pacense y de sobrada bondad, en su último libro “Cielo y tierra nativos” página 149 nos habla con humildad del momento en que recibiera LA MEDALLA DE EXTREMADURA… marcando 12 puntos de sumo interés para el conocimiento del lector. En fin, he sido agraciada nuevamente con una invitación personal para presentar en la Feria del libro de Badajoz, la 2ª edición de este mismo poemario, “Diseño de interiores”. Me quedo sin palabras… ¿cómo agradecer tan generoso gesto?. Mi difunto padre, desde su morada del espíritu estará feliz de que su hija Laura –yo misma-a pesar de las adversidades de la vida, haya seguido su buen asesoramiento en laboriosidad y su ejemplo de amor, siempre vivos.
El presentador me ha ejemplarizado con su buen hacer y su mejor saber, dice:
En resumen, una obra madura, honda, sentida, bella y emocionante.
¿Puede un autor esperar algo mejor?
Quiero agradecer infinitamente a D. Manuel Pecellín Lancharro y a su esposa Cintia, el exquisito trato recibido y el que haya podido presentar mi obra en mi amada tierra extremeña.
Que la paz y la dicha sea constante en vuestras vidas y en vuestras familias. Que Dios os bendiga. Mi eterno abrazo. LauraOlalla
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